La última vez que te vi no llevabas esa sonrisa ni esa forma de caminar que ahora derrochas. Eras una niña que aprendía a ser mujer, que aprendía a romper corazones, que derramaba su primera lágrima desde el fondo de su alma. La última vez que te vi no bebías whisky de un vaso semilleno ni hablabas de tu trabajo ni de tu futuro. Por eso ahora que te veo al fondo del salón me pareces una extraña que conocí tanto, una persona que me contuvo casi seis años entre sus alas y con la que no puedo conversar ni seis minutos. Nos alejamos una noche de octubre que es muy parecida a ésta, con el mismo olor de fotos viejas, con el mismo sonido en el aire. No nos saludamos ni nada, estamos cumpliendo lo que tanto nos prometimos: dejarnos cada uno en el pasado del otro y no desenterrarnos por más que el invierno nos acabe.
Estás en el fondo de este salón y no puedo evitar verte por unos instantes. Siento un poco de miedo, no estaba preparado para esta noche y quizás tú tampoco porque siento tu mirada cuando volteo a conversar. Me paró para ir al baño y te hago una seña para que vengas, quizás no me viste, quizás es el alcohol que me hace querer tenerte unos minutos a solas, salgo del baño y estás allí, silenciosa, con otro vaso de whisky entre los dedos, te abrazo, te llevo a un rincón donde nadie nos puede ver, no decimo nada, es mejor así para los dos, nuestras voces podrían recordarnos viejas riñas, te acarició el rostro y por unos instantes vuelves a ser la chica que conocí, vuelves a ser tú, nos besamos lentamente, nuestros labios se extrañaban no crees?, pero eso es todo, me paro y vuelvo a mi lugar, tú vuelves a sentarte al fondo del salón, no estoy confundido como creía. Prendo un cigarro, arrojo el humo y vuelvo a verte lejana y etérea, ahora tengo duda si de verdad te besé, si volviste a ser tú por unos instantes, pero el sabor de tu labial me dice que sí, que con ese beso pudimos decirnos adiós.
Como latas de cervezas vacías y colillas
de cigarrillos apagados, han sido mis días
como figuras que pasan por una pantalla de televisión
y desaparecen, así ha pasado mi vida...
Ernesto Cardenal
de cigarrillos apagados, han sido mis días
como figuras que pasan por una pantalla de televisión
y desaparecen, así ha pasado mi vida...
Ernesto Cardenal
miércoles, 21 de noviembre de 2007
Suscribirse a:
Entradas (Atom)